Los compromisos adquiridos para la reducción de emisiones exigen abandonar los combustibles fósiles tradicionales y adoptar otras herramientas y formas de energía más sostenibles para el medio ambiente. Estos esfuerzos pasan por aprovechar las oportunidades del subsuelo, por ejemplo, a través de la geotermia y el almacenamiento subterráneo de hidrógeno, dos opciones que ofrece el interior de la Tierra para descarbonizar el sector energético y mitigar el cambio climático.

“Las Ciencias de la Tierra y, más concretamente, la Geología está cada vez más focalizada en la investigación sobre las geoenergías sostenibles, no solamente con el hidrógeno sino también en el almacenamiento de residuos o energías, como el CO2, o la geotermia”, explica Juan Alcalde, investigador de Geociencias Barcelona – CSIC (GEO3BCN-CSIC).

En este contexto, Alcalde destaca algunas de las oportunidades que ofrece el hidrógeno: “Es un combustible que no produce emisiones de CO2, puede ser producido de una manera limpia y relativamente barata. Además, puede ayudar a descarbonizar una buena parte de nuestro sistema energético, bien sea a través de la electrificación, el sector del transporte o la climatización”.

Por esta razón, el investigador de GEO3BCN-CSIC considera que es básico tener en cuenta dónde y cómo se va a almacenar todo ese combustible generado. “Necesitaremos mucho hidrógeno y no vamos a ser capaces de almacenarlo en la superficie. Tenemos que buscar reservorios subterráneos donde almacenar este combustible verde de una manera masiva y geográficamente distribuida”, expone Alcalde, que a principios de este año publicó, junto a Ramon Carbonell y un equipo internacional de científicos, un estudio en el que se analizaban los principales retos científicos del almacenamiento subterráneo de hidrógeno.

“El almacenamiento de hidrógeno en reservorios geológicos en realidad imita una parte del sistema de almacenamientos de fluidos en el subsuelo que ocurre de manera natural con el agua o los hidrocarburos”, aclara Alcalde. De acuerdo con el investigador, ya se ha generado un conocimiento y se han desarrollado una serie de técnicas y herramientas tecnológicas capaces de llevar a cabo este proceso de una manera sostenible. “Realmente tenemos una relación con el subsuelo de varios siglos de experiencia, por ejemplo, utilizando acuíferos para agua potable o regar, o el uso del petróleo y gas natural que se obtienen del subsuelo”, subraya.

El reto es, según Alcalde, hacer que el almacenamiento subterráneo de hidrógeno sea económicamente viable y sostenible, así como generar una confianza social sobre este tipo de tecnologías: “Es necesario llevar a cabo una serie de trabajos de monitoreo para asegurar que lo que se está haciendo se hace de manera segura y controlada. Con una buena legislación y mucho control, no tiene por qué suponer un peligro y puede ser algo muy positivo para nuestra sociedad”, defiende el investigador de GEO3BCN-CSIC.

Aprovechando el calor del interior de la Tierra

Otra de las grandes apuestas en lo referente a energías sostenibles es la geotermia, el proceso que aprovecha el calor que emana del interior de la Tierra. Esta energía renovable continúa abriéndose paso poco a poco, siendo útil para climatizar los hogares. “No produce emisiones contaminantes y a la vez es compatible con otros recursos naturales. Se puede explotar en casi cualquier sitio y su producción puede ser mantenida sin sufrir variaciones de suministro ni limitaciones, pudiéndose aprovechar las 24 horas del día, los 365 días del año”, señala Ivone Jiménez-Munt, investigadora de GEO3BCN-CSIC.

“En el caso de la geotermia, las Geociencias son necesarias para un buen conocimiento del subsuelo básico y así minimizar los posibles riesgos iniciales de la instalación”, subraya la investigadora. En GEO3BCN-CSIC, explica Jiménez-Munt, todo el equipo investigador trabaja “directa o indirectamente” en este sentido: “Estudiamos los procesos que tienen lugar en la corteza terrestre, esto permite estimar su distribución térmica, muy importante para la geotermia”. Gracias a estas investigaciones es posible localizar qué zonas son activas y dónde existen gradientes de temperatura suficientes como para poder aprovechar ese calor subterráneo de manera segura y económica.

En concreto, Jiménez-Munt forma parte en la actualidad de un equipo internacional de investigación que está elaborando una propuesta de proyecto para crear una European Training Network (ETN) en el marco de las Acciones Marie Sklodowska Curie cuyo principal objetivo es el de estudiar el potencial geotérmico de Europa.

Según la investigadora, el uso de la geotermia para la generación de energía eléctrica es, de momento, escaso. Esto puede deberse al alto coste inicial, y al tiempo y esfuerzo necesarios para la exploración y construcción de las plantas geotérmicas. “Hay que conocer muy bien el subsuelo y se necesitan zonas con un elevado gradiente térmico. El tiempo para la exploración es costoso y también las técnicas de perforación. Para eso se necesitan unas políticas públicas de apoyo de larga duración”, concluye la investigadora de GEO3BCN-CSIC.

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