La erupción del volcán Hunga-Tonga en enero de 2022 generó una potente onda atmosférica que dio varias vueltas al planeta, así como un tsunami oceánico detectado a nivel global. Ahora, un nuevo artículo de Geociencias Barcelona muestra cómo la interacción entre estos fenómenos produjo una onda gravitacional que se detectó durante cinco días en Oceanía, Asia y América.
“La detección de una onda durante un periodo de tiempo tan largo en sismómetros es excepcional y abre las puertas al desarrollo de modelos numéricos que expliquen su origen, probablemente relacionado con la interacción entre atmósfera, océano y Tierra sólida”, detalla Jordi Díaz, autor del artículo e investigador en GEO3BCN-CSIC.
Esta nueva investigación, publicada en la revista SEISMICA, muestra que los sismómetros fueran capaces de seguir el rastro del tsunami durante casi una semana después de la erupción. Esto implica, explica el sismólogo, a que las frecuencias más bajas de esta onda viajan mucho más rápidas que sus frecuencias altas, por lo que a medida que aumenta la distancia a Hunga-Tonga, también aumenta el retraso entre los componentes de baja y alta frecuencia, llegando a ser de más de cinco días.
“El registro sísmico presentado en esta publicación muestra una nueva prueba de la excepcionalidad de la erupción del volcán Hunga-Tonga”, subraya Díaz. Este artículo se suma al publicado en noviembre de 2022 por el investigador de GEO3BCN-CSIC en el que demostraba que la tierra estuvo vibrando durante ocho horas tras la erupción. El estudio señalaba que la Tierra latió cada cuatro minutos y medio durante las horas siguientes a la gran explosión, un hecho con solo un par de precedentes documentados.
Referencia al artículo
Diaz, J. (2023). Seismic record of a long duration dispersive signal after the 15 January 2022 Hunga-Tonga eruption. Seismica, 2(2). https://doi.org/10.26443/seismica.v2i2.1033