Un equipo científico internacional ha detectado por primera vez las ondas sísmicas que viajan a través del núcleo de Marte. Los resultados muestran que, además de hierro, el núcleo marciano también contiene grandes cantidades de azufre y, en menor cantidad, oxígeno, carbono e hidrogeno.
Esta investigación, dirigida por la Universidad de Bristol y publicada en la revista científica PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences of the US), permite comprender mejor la formación y la evolución del planeta rojo. Martin Schimmel, investigador de Geociencias Barcelona (GEO3BCN-CSIC), ha colaborado en esta investigación internacional.
La principal contribución de Schimmel ha sido la detección e identificación de las ondas que atraviesan el núcleo y la correspondiente medición de los tiempos de viaje. “Este trabajo demuestra estas observaciones y su uso para definir la estructura del número de Marte”, explica el científico de GEO3BCN-CSIC.
Jessica Irving, autora principal del estudio e investigadora de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Bristol, explica que en este trabajo han realizado las primeras observaciones de ondas sísmicas que se desplazan por el núcleo de Marte. “Dos señales sísmicas, una procedente de un maremoto muy lejano y otra del impacto de un meteorito en el otro extremo del planeta, nos han permitido sondear el núcleo marciano con ondas sísmicas. Hemos estado escuchando la energía que viaja a través del corazón de otro planeta, y ahora la hemos oído”, explica la científica.
Para esta publicación, el equipo investigador utilizó datos del módulo de aterrizaje InSight de la NASA, una nave espacial robótica diseñada para sondear el interior de Marte. Este dispositivo desplegó en 2018 un sismómetro de banda ancha en la superficie marciana, detectando eventos sísmicos, incluidos ‘marsquakes’ (terremotos marcianos) e impactos de meteoritos.
En concreto, el equipo científico, formado por especialistas en sismología, geodinámica y física de minerales, ha utilizado observaciones de dos eventos sísmicos ubicados en el hemisferio opuesto al sismómetro para medir los tiempos de viaje de las ondas sísmicas que atravesaron el núcleo en relación con las ondas sísmicas que permanecieron en el manto.
Inicialmente, la misión InSight sólo iba a durar algo más de un año marciano, es decir, lo equivalente a dos años terrestres. Finalmente, la NASA prolongó la estancia del dispositivo a pesar de que las tormentas marcianas aceleraron la acumulación de polvo y redujeron la potencia del módulo de aterrizaje. Gracias a ello, el equipo investigador recogió datos geofísicos, incluidas señales de maremotos, hasta finales del 2022.
Referencia
J. Irving et al. “First observations of core-transiting seismic phases on Mars”. PNAS, 2023.